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lunes, 2 de marzo de 2009

Cristobal Colon (1492 Palos de la Frontera)


Una parte de nuestra historia, la protagonizó Cristobal Colón, genoves, que con su poder de convicción logró iniciar un viaje, que a la postre, resultó ser el descubrimiento de un continente.


Nuestro habitual colaborador, Antonio Prieto, nos envía una reseña histórica del momento:


Estando Dª Isabel en el Alcázar de Jaén, hablando con sus damas, anunciaron que estaba allí un tal Colón, a juicio de ellas visionario, que decía poder llegar a Catay y China por el lado contrario a Marco Polo y que necesitaba doce naos bien pertrechadas para llevar a cabo su misión, que había sido desechada por el rey de Portugal.

Estaban sitiando Granada desde hacía más de diez años, se habían empeñado joyas en la Catedral de Valencia para obtener recursos para la guerra, tratando con Boabdil las futuras capitulaciones de su rendición.

En eso, entró Gonzalo Chacón con una carta en la mano de Fray Antonio de Marchena, fraile de La Rábida, apoyando la empresa de Colón para llevar el nombre de Cristo allende los mares.

Pensando la reina Isabel que eran necesarios visionarios, pues si no hubieran existido no tendrían dentro de su reino las Islas Canarias, le dio pensión anual e hizo estudiar el proyecto por hombres de ciencia.

Una vez firmada la rendición de Granada, estando Isabel y Fernando en Santa Fé aún, volvieron a hablar del proyecto de Colón, pese a que había sido desestimado por los doctores, y acordaron, darle al menos tres naves, para limitar el enriquecimiento portugués en la mar, gracias a la insistencia de la Reina. (1)

Palos era una pequeña población de unos seiscientos habitantes, la mayoría vinculados al negocio de la pesca. La villa dominaba una ensenada sobre el Río Tinto, y sobre su blanco caserío, en lo alto de un promontorio, emergían los almenados muros de la Iglesia de San Jorge.

Entre sus habitantes, figuraba Martín Alonso Pinzón, que había hecho fortuna como armador, navegando por las costas occidentales de África y por el Mediterráneo. El iría gobernando una de las carabelas, con veinticinco hombres, al igual que la otra carabela, que capitanearía su hermano, siendo el comandante de la expedición y capitán de la nao, el Almirante Cristóbal Colón, con cincuenta hombres en ella, entre ellos el propietario del navío, Juan de la Cosa y como piloto Pero Alonso Niño.

El embarcadero de Palos estaba ubicado en unos de los extremos de la ensenada, justo debajo de donde se encontraba la Iglesia de San Jorge. Debido a la escasa profundidad del agua, los navíos no podían acercarse, permaneciendo fondeados en el centro del río.

El día dos de agosto de 1.492, se realizaron oficios religiosos en San Jorge, asistiendo los frailes tan importantes para la causa como fueron los franciscanos Juan Pérez y Antonio de Marchena, pasando a su finalización, las tripulaciones a embarcar mediante botes de remos, y una vez en los buques, aprovechando el reflujo de la marea, levaron anclas para dejarse arrastrar por la corriente, hasta la Isla de Saltés, en la desembocadura del Tinto y del Odiel, donde volvieron a echar las anclas, pasando la noche en ese lugar hasta que zarparon aproximadamente a las ocho de la mañana.



Con gran chirrido de las roldadas en los motones, las pálidas velas y gavias suspendidas de las vergas subieron flameando con gran estruendo hasta el tope de los palos. En el palo mayor de la Santa María se izó un estandarte con una cruz verde sobre campo blanco y las iniciales de Isabel y Fernando bajo unas coronas doradas cobijadas bajo el águila de San Juan. Sobre el trinquete se desplegó otro estandarte cuartelado de rojo y blanco con castillos de oro y leones de gules. Por último en el mesana ondeaba una grímpola con la leyenda “Ave María gratia plena”.

Con las velas henchidas por el viento del poniente, resonó en el aire la orden de Colón desde el castillo de popa:

En el nombre de Dios, a toda vela.

Cabeceando contra las olas, que al estrellarse contra la proa de las naves, levantaban cortinas de espuma blanca que superaban las amuras y barrían las cubiertas, las tres naves superaron los bancos de arena y pusieron proa mar adentro (2).



(1) “Isabel, la reina” de Ángeles de Irisarri
(2) “Réquiem por un marrano” de Luís Felipe Campuzano

2 comentarios:

ercanito dijo...

Ya estaba yo echando de menos actividad en este patio.
Yo soy de los que piensan que antes que Colón llegó Alonso Sánchez. Está casi demostrado que fue él el verdadero descubridor, si es que no lo fueron los nativos por aquello de que ya estaban allí. Pero con la iglesia hemos topado, y borrar la historia escrita en contra de los intereses de la Santa Sede, y de tantos historiadores se considera casi un sacrilegio. Pero es cierto que miles de documentos que sustentan la teoría de Alonso Sánchez, así como que se conoce la quema y desaparación de otros tantos que podrían ser más reveladores aún.
De todas formas, acabo de sentirme bien cuando he leído de alguien de Huelva tratar este tema tan olvidado siempre. Si el descubrimiento lo hubieran hecho en EEUU habría un parque temático de varios millones de hectáreas para el recreo mundial.

Anónimo dijo...

Colon era catalan!!
de la familia Colom, xo ocultó su orígen a los RRCC para poder convencerlos y q financiaran su expedición.

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